Capítulo 4
#AmigaMía
Mientras tanto del
otro lado del ocaso, Estefy se encontraba enganchada con una esperanza basada
en una compañera, de igual manera de la preparatoria, a quién conocí por ella.
Al principio para mí de personalidad excéntrica, gustos selectos pero siempre
siendo ella. Un día al salir de la jornada estudiantil nos acompañó una parte
del trayecto a casa y fue curioso como realizando una competencia simple sobre
despegar folletos publicitarios de las puertas de las casas por las que íbamos
pasando entendimos que había mucho en común entre nosotros.
Seguimos conviviendo
al lado de su humor singular, compuesto principalmente por gritos, gestos y
miradas. Era divertido estar a su lado. Ella y yo, pasamos una etapa en la que
comenzamos a criticar personas sin razón alguna, siempre encontrando defectos,
nunca una virtud, ropa, zapatos, cabello, todo entraba bajo nuestros filosos
colmillos de víbora llenos de veneno esperando más víctimas. De hecho ni la
propia Estefany se salvaba de nuestros congelantes cariños de reptil de sangre
fría. Actualmente es la única persona con la que continuamos esta dulce
tradición lo demás era una etapa en la que terminaba doblado de risa lo admito,
me gustaba y lo disfrute demasiado, pero la vida es más que eso, sobre todo
cuando el karma comienza a pasarte ese voucher en una bandeja para que firmes
con lágrimas y humillación el ticket consecuente por las malas acciones del
pasado.
Dentro de esta
convivencia fue surgiendo ese sentimiento de parte de mi mejor amiga que poco a
poco yo notaba más, sin embargo mantenía perfil bajo, esperando escuchar de sus
dulces labios esa confesión relacionada al hecho, la cual pronto llego cargada
de un gran argumento vigente y actual que todo gay que se respete llega a
tener: “¿Crees que si sea?”.
Esa frase destroza
vidas, almas y generaciones, visto estaba que los comportamientos de Silvia (la
chava en cuestión) daban mucho a dudar, ya que no era lo bastante femenina pero
tampoco carecía de instinto de damisela, era más bien un apartado de los
perfiles que las mujeres con cotidianidad muestran, por lo cual no había mucho
por donde tomar datos de referencia.
La encrucijada cada
día se hacía mayor, yo no me atrevía a comentarle nada trataba de mantenerme en
la línea fuera de ello con todas mis fuerzas, sin embargo eran mis amigas ambas
y por lo tanto quería su felicidad, eso aunado a que a veces no calculó las dimensiones
de mis actos, me llevo a confesarle a Silvia en un receso el amor de Estefany
por ella.
Silvia quedo
impactada, no sabía que decirme y sólo minoro el tema y continuamos el día de
manera usual hasta que recibí un mensaje de texto de Estefany en el que me
pedía le explicará cómo se enteró su dulce amor añorado de esa información. Hay
un dicho que dice “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan” en mi
caso aplicaba aunque a mí ya me habían hecho algo referente a la confesión de verdades
ajenas. Sin querer cometí el mismo error que tanto critique cuando a mí me
sucedió.
No supe que responder,
más termine confesando que fui yo el que le dije que era responsable de ello y
cree el magnífico discurso basado en la amistad y en cómo me dolía verlas
separadas, argumentando que harían una buena pareja y demás excedentes que me
apoyaran con una gran tangente para escapar y obtener el perdón lo más rápido
posible.
En los momentos de
disgusto que tuvimos por esta situación siempre escuchaba la canción de
Alejandro Sanz #AmigaMía,
identificándome con ella por todo lo que veía a mi lado en esa etapa, la cual
ahora me da risa, como muchas partes irónicas y sarcásticas del pasado.
Así entre flechazos,
retracciones, ataques, cartas y ocasiones que estuve de cupido llevando
mensajes, regalos, globos y más cosas entre una y otra tortilla, llegamos a un
día clave en el que Estefany desesperada, una vez que la había visitado llevándole
uno de esos “encargos de Silvia”, me acompaño a la parada del autobús en una
avenida sumamente transitada cerca de su casa en donde de repente ante mis ojos
se desplomo después de llevar varias horas de “Silviasesión” cayó en la
desesperación y pánico porque ya no sabía si sería correspondida.
Yo como buen amigo me
senté a su lado a un costado de la banqueta escuchándole y viéndole sacar sus
lágrimas, fue entonces cuando realmente entendí que era algo más serio de lo
que pensaba y decidí ayudarla, aunque no fue necesario ellas comenzaron su
relación al poco tiempo, dándome la sorpresa de mi vida al ver como a veces las
cosas por sí mismas toman el rumbo que deben hacerlo.
Permanecieron juntas
varios años siendo un proceso lleno de experiencias que me toco compartir con
ambas ya que eran mis mejores amigas, resaltando que dentro de lo lindo y
soñado de ese tiempo también hubo nubes negras cuando me veía inmiscuido en
comentarios de una situación ya que tenia versiones de ambas partes y en
ocasiones terminaba confundido o preocupado, cosas que a pesar de no querer
sobrepasarlas en algunas ocasiones terminé inmiscuyéndome creando a veces
tensión.
Desafortunadamente
esto no se sabe hasta que te involucras en un círculo de estas características
y fue para mí valioso lo obtenido por qué conocí la manera más adecuada de
establecer mis límites de forma sana y obtuve la pericia para convivir cuando
las dos partes de una relación son valiosas para mí. #MeSalvéDelCaos
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